miércoles, 8 de abril de 2009

Agua


Subía la pendiente mientras el agua de lluvia bordeaba y saltaba por encima de sus zapatos. Sentía los pies mojados y el frió se fue apoderando de todo su cuerpo. Tenia razones para seguir caminando pero no tenia donde ir. Anduvo largos trechos sin mas, observando absorto el agua y sus zapatos. Pensó en la capacidad de esta para adaptarse a las formas, para saltar obstáculos, para erosionar, en definitiva para abrirse paso. Pensó en lo vacío que se sentía aún teniéndolo todo y en como le gustaría que el agua lo llenara, aunque solo fuera por sentir algo dentro. 
Seguramente el agua lograría saltar y filtrarse por los altos diques que había ido levantando a lo largo de su vida. Se dio cuenta de que necesitaba sentir algo con urgencia. Hacia rato que ni el frió sentía, se había acostumbrado a el. 
Seguía caminando con su paraguas abierto y pensó de que quizás el paraguas también lo aislara y que igual que los diques que había construido en su interior tampoco lo dejaría sentir. 
Decidió cerrarlo y abandonarlo al borde del camino, dejar que la lluvia le diera en el rostro, sentir como las gotas le golpeaban y mojaban. Sentir de nuevo el frió. 
Pensó también que caminar ya no le valía. Quería correr, quería gritar, quería vivir. 
Comenzó a correr y el abrigo empapado le pesaba, así que se lo quito y siguió corriendo y mientras corría se fue despojando de toda su ropa, hasta llegar a los zapatos, aquellos que le habían hecho pensar en el agua . 

Sin rumbo, desnudo, cansado pero lleno agua se volvió a sentir vivo. 
Y es que el agua puede arrasar campos pero, también hace que la primavera florezca. 

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